Todas las rosas blancas que ruedan a tus pies,
quisiera que mi alma las hubiese brotado.
Quisiera que mi alma las hubiera ser un lirio
para mirar de frente tus grandes ojos claros.
Que mi vida tuviese una luz infinita,
joya de los senderos que adornara tu paso.
Quisiera ser orilla de flores de ribera
por irte acompañando, por irte embelesando.
El paisaje sin nombre de tus ojos perdidos,
el agua para el sitio ùltimo de tus labios,
(tierra del mediodia, donde tù descansaras),
la paloma inmortal que alcanzaran tus manos.
Autor: Juan Ramòn Jimenez
Copiado: Libro de Oro Versos de Amor
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